viernes, 20 de enero de 2017

Me olvidé de mi

Tengo la mala costumbre de creer en las personas vos. Me decís algo y te creo ¿Por qué me habrías de mentir?

Me dijiste que me amabas y como idiota te creí, pensé que el tiempo te quitaría los miedos, que algún día; tal vez no mañana ni pasado, pero algún día podríamos estar juntos y reírnos de todo esto.

Me mentís, según vos, para que no me duela, porque soy frágil y no aguanto la verdad, esa verdad donde decís que me amás, pero estás con alguien más... alguién que decís que no te gusta, pero que preferís estar con esa persona que conmigo, es sexo, algo de un par de noches y que sé yo cuántas razones más.

Hoy me río sola, me río de todas las lágrimas que derramé y por las que aún me quedan, me río porque te creí, no debí hacerlo, porque después de la primer mentira debí entender que nunca me amaste, porque uno no destruye lo que ama y aquí estoy hecha pedazos otra vez.

Decís que somos amigos, no sé si sea cierto; a mis amigos les cuento de vos; de tu sonrisa, de como me alegraba que me besaras la frente y pasaras tu mano por mi pelo, les cuento las veces que lloré en tu hombro y cómo te entendía sin hablar, con una mirada, con un gesto; sólo Dios sabe cómo me aprendí cada una de tus expresiones.

Te conocí y te di responsabilidades que no te correspondían, necesitaba dejar de ser fuerte y que por primera vez alguien me cuidara, pensé por alguna estúpida razón que vos podías ser ese alguien, que con vos podía desarmarme para mostrarme entera ante el mundo.

Pero no eras vos, y tampoco quisiste que yo lo fuera para vos, aún cuando dejé mi cuerpo y mi alma entera en tus pies, me olvidé de mi, de que no te necesito para ser fuerte, ni para ser feliz.

No te preocupés, no se cumplió aquel miedo latente tuyo a que te odie, no lo hago; nunca lo hice...porque tenés esa costumbre, entre tantas, de importarte lo que piensen los demás, de temer que alguien te desprecie.

Una vez me dijiste que tenías un pavor absoluto a que yo te abandonara, otra mentira más; no podés decir que te da miedo que yo te deje cuando vos me abandonaste primero hace mucho tiempo, cuando hiciste una elección y tu elección fue herirme, porque para vos obvio primero es tu felicidad, hasta hoy fue lo primero para mi también, porque me perdí en tus ojos, en lo que pensé que éramos el uno para el otro.

Lo mejor es que yo me vaya, que me aparte, que te deje ser feliz; que no sintás culpa de salir con quien querás, que no te escondás, no sé si uno puede ser amigo de alguien que amó demasiado, alegrarme por tu nueva relación y desearte lo mejor, por lo pronto me llevo mis pedazos, los voy a pegar sola, como siempre lo hago, porque recordé que me tengo a mi, que puedo ser fuerte y que no te necesito aquí.

Me voy, me llevo el orgullo y la dignidad que dejé pateados en el piso, no te lo digo de frente porque tal vez querás detenerme o tal vez me duela más que no lo hagás, me voy porque lo intenté y sinceramente ya no aguanto toda esta mierda, al fin y al cabo eso quedó, todo quedó hecho mierda.