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Señores,
niños y caballeros (aunque algunos no tanto): esta entrada está dedicada a
ustedes, los hombres; voy a romper uno de los secretos más guardados de mi
género, a riesgo de poner en peligro mi vida y mi capacidad de relacionarme con
mis pares femeninos… Les voy a contar algo que no debería contarles, les voy a
contar la verdad; sí… la temible verdad acerca del porqué diablos las mujeres
nunca vamos solas al baño jajajaja
Bueno,
esta entrada surgió como surgen casi todas las entradas a este blog, por un
comentario o una teoría loca de alguien, muchas veces mía, o por una de esas
preguntas existenciales que le dan sentido a la vida, No… nada de ¿Quién soy?
¿De dónde vengo? Y ¿Hacia dónde voy? Noooo, las preguntas que valen la pena
responder son esas como la que surgió en mi última conversación inspiradora:
¿Por qué las mujeres nunca van solas al baño?
Bueno
he aquí la respuesta:
En la
adolescencia, vas con una amiga para ponerte el maquillaje que no te deja usar
tu mamá y para contarle lo mucho que te gusta el chico que está sentado en la
mesa, decirle si ya se tomaron de la mano o si Dios es grande y ya se atrevió a
darte un beso, toda una conversación compactada en 5 minutos para desahogarte
con ella, emocionarte, saber su opinión acerca del niño en cuestión y compartir
tips para conquistarlo si es que aún no son novios (Ayyyy que emoción)
Cuando
ya estás más grandecita y empezás a ir a discos, vas acompañada para además de
hacer un recuento estilo secundaria, para que alguien te detenga la puerta,
mientras; vos con unos cuantos tragos encima, hacés equilibrio en tacones, en
un piso mojado y sucio, con la cartera en la boca, en cuclillas y afinando la
puntería para finalmente hacer pipí en uno de esos puercos baños.
Y es
que aunque la disco sea muy nice, los baños son siempre extremadamente
asquerosos; hay algo acerca del uso masivo del baño que convierte a las mujeres
en animales; si no me creen les pongo de ejemplo el baño del edificio donde
trabajo, de 8 a.m. a 5 p.m. está nítido, porque hay una señora limpiándolo todo
el día, apenas dan las cinco y ella se va a su casa, eso se convierte en tierra
de nadie; por esa razón, el salvajismo sanitario en los baños, las niñas hemos
masterizado el arte de hacer pipí en el aire, pero no es tan sencillo como
parece o como le resulta a los hombres, a veces necesitamos de asistencia; ya
sea con la puerta o con la cartera y dependiendo de cómo sea la fiesta, toca
hacerle el pelo hacia atrás a alguna amiga que se pasó de tragos mientras devuelve
lo que tomó de más, lo bueno es ser la que detiene el cabello y no la que
devuelve, aunque me ha tocado estar en ambas situaciones.
Muchas
veces la calidad del baño depende directamente del tipo de lugar que estás
visitando, aunque déjenme decirles que los baños de las discos más caché de acá,
han resultado más puercos que algunos de barcito de barrio; es el fenómeno de
la masividad que les hablaba.
Nunca
falta la ida rápida para hablar de la otra maje que se te quiere ir arriba con
el chico, todo con el grandioso fin de acabarla, de mentarle a su madre (sin
que ella te escuche) y poner en evidencia que obviamente vos sos cien mil veces
mejor que ella, para lo que obviamente necesitás una compañera de crimen.
Además,
una nunca sabe que se puede encontrar en el baño, es como entrar en la
dimensión desconocida, por eso es indispensable ir acompañada, porque encontrás
desde papeles sucios y manchados de sangre, submarinos cafés, chavalas
fumándose un churro, haciéndose una raya de coca o la escapadita sexual de más
de alguna que se va con el novio o la novia ¿A dónde más? ¡Al baño de mujeres!
Señoritas… ¡¡¡Busquen un cuarto por el amor de Dios!!! No querrán contarle al
niño que seguramente están concibiendo, que fue producto de un rapidín al
sanitario.
Una
vez me aventuré a ir al baño sola y me salió una lesbiana borracha que quería
agarrar conmigo, me van a perdonar mis amig@s gay, pero esa maje estaba loca;
creo que andaba en pega; porque cuando le indiqué que no me interesaba, la
prójima se violentó y tuve que encerrarme en un cubículo hasta que decidió irse y estuve a
salvo.
En el
baño, también es el mejor lugar para darte cuenta de los chismes, de la vida y
milagros de todo el mundo y sobre todo de la vida sexual de tus amigas, créanme
que a veces no he vuelto a ver con los mismos ojos a los novios, dates y hasta
esposos de muchas de ellas, ¿Ustedes creían que los hombres hablan de sus
hazañas sexuales?…Pfffff las mujeres lo hacen multiplicado a la 10ma potencia y
con lujo de detalles, a veces preferiría no escuchar muchas cosas, pero ¿Con
quién se van a desahogar? No le van a contar a su mamá o a su pareja, te
cuentan a vos; para que de alguna manera te sintás identificada y las aconsejés
o simple y sencillamente las escuchés.
Finalmente,
te secás el sudor, retocás el maquillaje, muchas veces compartido con tu amiga,
te acomodás el escote y hacés una elegante salida a tu mesa, con la segunda
intención que tu chico esté viendo en dirección al baño de donde estás
saliendo, para que te podás lucir como si estuvieras en una pasarela.
Ahora para las ya casadas y/o con hijos,
aplican muchas de las visitas al baño anteriormente descritas; acompañadas de
una nueva situación, la de cambiar pañales, si tienen suerte en una pañalera
que tenga el restaurante o en una que se inventen ellas y para las que tienen
niñ@s más grandes el viaje al baño consiste en asistencia con el papel
higiénico, el clásico grito: “¡Mamá ya terminé! ¡Limpiame!
Bueno,
he revelado el secreto (al menos algunos de ellos) mientras esté soltera y sin
hijos, las primeras serán mis visitas a ese hasta hoy misterioso lugar para los
caballeros, el baño de mujeres.
Que
tengan buena noche.
Foto: Getty Images