viernes, 27 de diciembre de 2013

Publicista por ley, soltera por decreto.




Estoy completamente convencida que en mi cabeza, mi yo interno aún tiene 18; tal vez 19; en serio…hace 14 años que no tengo 18 y mi cerebro parece no superarlo, no es algo consciente, no es algo que busque para mantenerme joven, es sólo que si me hubiesen preguntado a los 18 como me vería a mi misma en mis 30’s no me hubiera pasado por la cabeza ser quien soy ahora, por eso es malo eso de andarse programando, uno no sabe lo que le espera, uno no tiene ni idea de cómo se van a desenvolver las cosas, uuuuffff menos mal que nunca me predispuse a nada porque estaría pegándome contra las paredes.

Y es que desde los 16 te preguntan que carrera querés estudiar, qué querés hacer el resto de tu vida, es más, te hacen un extenso examen de aptitudes que te dice para que sos o no sos bueno, con ese examen en mano, tu promedio (Ay ay ay las matemáticas) y el dinero de la matrícula en mano, decidís con la madurez característica de los 16, cual va a ser tu modo de ganarte la vida; igual a esa edad podés elegir presidente (¿Habrase visto?) pero no podés tomar un trago legalmente (Vivimos en un mundo totalmente ilógico) Demando que se pueda tomar a los 16, es más…demando que podás votar tomado desde los 16! Jajajaja no es cierto, bueno más o menos.

Pero volviendo al tema, a mi me salió humanidades, lo que me pareció perfecto porque según yo quería estudiar derecho y cambiar el mundo, a pesar que siempre detesté la política ¿Publicidad? Nunca me pasó por la cabeza, hasta que empecé a tener mis dudas acerca de los resultados, no es que estuvieran del todo mal, siempre he tenido una inclinación por las carreras humanas, pero da la casualidad que ésa era la especialidad de la universidad que suministraba los exámenes, que además seguía la misma línea del colegio donde estudié y donde tengo gratos y no tan gratos momentos; entonces se me empezó a mover el piso.

La mitad de mi generación seguiría la línea del colegio, por ende estudiar allí significaría una secuela de un episodio que esperaba ya terminara, no es que no me gustara el colegio, lo amé, pero quería pasar la página, quería ampliar mis horizontes, conocer gente nueva y olvidarme de conflictos que databan del 4to grado y eso revolucionó todos mis planes, no tuve la suerte de irme fuera a estudiar, no alcanzaba para tanto, así que esa no era una posibilidad, por lo que yo, que durante toda la secundaria me imaginé con mi traje de sastre, como doctora en derecho; cambié todo el último mes del último año, me decidí por Publicidad y ahí empezó la locura.

Cuando dije en mi casa que no me iba a matricular en derecho mis padres estaban felices, mi papa porque por escasos 15 segundos se aferró a la idea que iba a estudiar Medicina, carrera que quería para él, pero que por cosas de la vida no pudo elegir, sin embargo él nunca me lo dijo, me lo confesó mi mama cuando yo misma coqueteé con la idea, todo esto antes de casi desmayarme en la morgue en la visita guiada que daba la universidad y ella, mi mama que conocía todo el porqué detrás de la decisión, me apoyó totalmente, porque los papás tienen esa mala costumbre de apoyarte siempre.

Decidí por la publicidad y no sólo metí los pies en el agua, sino que me empapé toda y me encantó, conocí gente nueva, gente que aún tengo en la lista de mis amigos cercanos y conseguí mi primer trabajo que luego me abrió muchas puertas, todo gracias a trabajo duro y a la oportunidad que me brindó un profesor muy querido, que vio potencial en mi y que hoy 12 años después, tengo entre mis más preciados amigos.

Pero ¿Porqué digo que tengo 18 en mi cabeza? Porque el tiempo pasa demasiado rápido y uno no se da cuenta, porque la paso demasiado bien haciendo mi trabajo, porque me divierte y a veces siento que es hasta ilegal tener tanta suerte, no cambio ninguna salida a las 5 p.m. por mis converse en media semana si así me da la gana, por una filmación que se alargó hasta el día siguiente o por una semana de desvelos montando algún evento, porque siento que me falta muchísimo por aprender, tal como si fuese el primer día y me entusiasma.

Tal vez si fuese abogada mi destino sería otro, tal vez ya sería toda una señora de 32 años, con hijos y muy seria con mi traje de sastre, digo esto porque muchos “le echan la culpa” de mi soltería a mi elección profesional, por mis horarios locos, pero no se preocupen porque seguro sería una loca peleando porque pasaran una ley en la asamblea, si, seguro esa sería yo, la loca que sale en el noticiero de las 9 gritando que no consiguió suficientes votos. 

Por el momento, soy la maje que aún no tiene hijos porque en el fondo aún tiene 18 y todavía no tiene la madurez emocional para hacerse cargo de otro ser humano para toda la vida. Así que por ley, me declaro publicista, soltera por decreto y veremos donde me llevan las decisiones que aún me faltan por tomar en la vida.