Ayer soñé con
él…mierda.
Ayer soñé con
él y está casado, doble mierda.
No es como
que uno tenga control sobre sus sueños, pero ¿Por qué diablos soñé con él?, me
siento mal, como si de verdad fuese la amante y ese sentimiento me agobia.
Ayer soñé con
él y me pregunto ¿Qué pensaría su esposa, la que vive como escopeta de
hacienda? Un momento…¿Qué me pasa? ¡Es su esposa! Si, su esposa; la recuerdo bien,
era la de blanco el día de su boda. Si, a la boda que me invitó él por
educación y que llegué para demostrar que tenía los ovarios bien puestos, de la
que me fui antes de las doce para que no me viera llorar como Magdalena de
pueblo, esa boda de la que salí huyendo para meterme en un bar con todo y
vestido largo, una amiga que me acompañaba y la mirada de todos ahí que seguro
creían que estábamos locas.
¿Por qué
tengo que soñar con él un viernes cuando estoy de vacaciones, cuando tengo
demasiado tiempo para sobre-analizarlo todo, debí soñar esto un lunes
cualquiera y al día siguiente en medio del trajín del trabajo se me olvidaba,
Dios ¿Por qué sueño con él cuando puedo soñar con Hugh Jackman que es un dios y
además está soltero? ¿Por qué he de soñar con ese pálido mortal? No es como que
ande soñando despierta con él, lo juro; ya ni me acuerdo de su existencia,
desde que volvió a jalar con ella dejó de ser una posibilidad para mi y
muchísimo más cuando se casaron; me resigné y cerré ese capítulo, estúpido
sueño que revuelve el pasado.
Recuerdo como
días antes de su boda la pasé muy mal, mis amigas se dividieron en dos equipos,
las que me llevaron de borrachera y hasta despedida de soltera me hicieron (eso
si, sin stripper… primero porque guacatela #odioalosstrippers y segundo porque con
las cantidades masivas de alcohol era suficiente) y las que me ayudaron el día
de la boda.
Todavía no
entiendo porque soy tan masoquista y me lancé buena parte de la fiesta; ahhh…
ya me acordé porque el muy desgraciado ¡Me invitó a la boda!, maldita su buena
educación… y es que todavía en esos días estaba enamorada, embobada diría yo,
de sus manías infantiles, de su innata caballerosidad y de su según yo, basta
inteligencia; sin embargo hoy lo veo y ni siquiera encuentro estas cualidades
molestas, si lo veo lo saludo, le pregunto por su familia y sonrío con sinceridad,
porque de verdad me alegra que esté feliz y bajo ninguna circunstancia se me
antoja estar con él, pero ayer mi cerebro se antojó a regresar a mis días de
universidad ¿Será que tengo Alzeheimer juvenil?
Foto: GettyImages
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