sábado, 9 de noviembre de 2013

Me siento bastante bien




Toda la vida he sido terca y me ha gustado llevar la contraria, no es por rebelde sin causa, es simple y sencillamente porque nunca me gustó que me dijeran como vestirme, como sentarme, como hablar, en fin como comportarme.

-Sentate bien, así no se sienta una señorita. (Bendito el colegio que se le ocurrió que las mujeres podíamos ir de pantalón, fuimos la primer generación en dejar las faldas paletonadas y yo fui la primera en aplaudir la maravillosa idea)

-Sentate bien qué van a decir vos en la universidad (Benditos los pasillos, escaleras y pisos que sirvieron para que mi abundante trasero descansara y no anduviera de vago)

-Sentate bien, no te van a tomar en serio en la oficina (A los creativos no nos toman en serio nunca; la gente cree que porque trabajás en una agencia y tu trabajo son las ideas, ya por ese sólo hecho, significa que fumás monte en el mejor de los casos, así que sentarme bien no creo que componga la cosa.

El sentate bien fue una de las batallas que mi mama nunca me pudo ganar, hasta la fecha de hoy, llego a mi escritorio, me siento en mi versión de flor de loto, con las piernas cruzadas en la silla, casi no uso faldas, porque sus palabras retumban en mi cabeza (Y porque me da pereza depilarme todos los días, siii lo dije jajaja)

Y hoy después de tantas cosas que han pasado, a pocos días que mi mama cumpla 11 meses de haberme dejado y aunque tengo muchos rollos que resolver, puedo decir que está llegando la época en la que vuelvo a sentirme yo otra vez, no me mal interpreten, mi mama me hace falta todos los días, no hay día que no la piense, que no la sienta, que no la sueñe, pero creo que ella me ha ayudado a poder decir que aunque esto me pegó duro; ya me siento bastante bien.

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