Hoy mi país
celebra 191 años de independencia y aunque nos liberamos de un régimen, de
alguna u otra forma caemos en otros, este post no es de política, de hecho no
me gusta hablar del tema, a pesar que crecí en una casa llena de ella, con una
figura pública en la familia, estuvimos
llenos de noticias, de titulares en el periódico, de música de Silvio y Pablo,
de retratos del Ché, de sueños de libertad y de revolución.
Heredé muchas
cosas de mi padre, sus ojos chiquitos, su caminar a veces altivo, su dedo
anular torcido, su carácter endiablado, su amor por la patria y por la libertad,
pero no por la política…lo siento papá.
Hoy quiero
hablarles no de política o de la patria, sino de otra independencia, algo que
no tiene que ver con derecha o con izquierda; bueno… tal vez un poco con la
izquierda, pero hablo de la izquierda que late, que se acelera y bombea sangre
cuando algo le apasiona, hablo del corazón.
Hace 191 años
nos declaramos independientes y hace 55 años votó por primera vez una mujer en
Nicaragua, pero las mujeres ¿Somos realmente independientes?
“Que me las pegue, pero que no me deje” Es una frase con la cual a veces nos burlamos y reímos, pero es la realidad de muchas mujeres, subyugadas a maridos abusadores que temen dejar porque no saben que hacer para sobrevivir o porque en el peor de los casos creen que el maltrato es señal de amor.
Muchas no
tienen golpes o cicatrices evidentes, porque el maltrato no es físico, sino
psicológico, humillaciones públicas, gritos que las van haciendo cada vez más
pequeñas por dentro, infidelidades, pero que por la sociedad, el que dirán o el
miedo no logran liberarse.
Otras, han
dejado todo por los hijos, porque si no es para criar monos, ¿Para qué sirven?
Y no es que esté mal si es una decisión que tomaron ellas por su cuenta, no
algo a lo que se ven obligadas.
He visto casos
de muchas que luchan por su autonomía, que aún saliendo embarazadas hacen la
lucha con el sueño, con los antojos, los mareos, las náuseas el exceso de
hormonas y el stress normal del trabajo para continuar haciendo lo que les
gusta y darles una mejor vida a sus hijos, para ellas mis respetos; sin embargo
¿Cómo ven algunas empresas a estas mujeres? Como no rentables; una vez escuché
a un gerente de una empresa refiriéndose a una empleada precisamente con esas
palabras “No es rentable”, porque la pobre había salido embarazada dos veces en menos de 4 años.
Esa frase me
hirvió la sangre… tal vez porque vengo de una larga línea de mujeres
independientes, María Otilia, Etelvina y Zandra; mi bisabuela, abuela y madre
respectivamente; las dos primeras a pesar de la sociedad y del que dirán decidieron
dejar a sus maridos que no las trataban bien y sacar adelante a sus hijos,
madres solteras por elección… y mi madre que tiene treinta y no sé cuantos años
de estar con mi papa, pero que nunca perdió su identidad y su independencia;
porque casarse y tener hijos no significa perderse; al contrario, es encontrarse
con alguien que quiere compartir tu vida y ser tu par, que aunque no siempre
comparte tus ideas, las respeta.
Tal vez por
este matriarcado es que amo mi
independencia y en nombre de ellas invito a mis amigas de 30’s ,de 40’s, de
todas las edades, solteras y casadas…a valorar la suya; les recuerdo que ya sea
en el trabajo, en una relación o en una amistad; la co-dependencia no es algo
bueno, ya tenemos 191 años de independencia, es hora de practicar un poco de
libertad.
Foto: Gettyimages
Foto: Gettyimages
1 comentario:
Amén! Simplemente más que de acuerdo con lo que decís en tu entrada, yo tampoco heredé la vena política de mi padre :P
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